viernes, 12 de julio de 2013

FRANCIA III: EL SACRIFICIO DE UNA GENERACION. NORMANDIA. DIA D.



Con la marea baja, la playa de St. Laurent es ancha e interminable. Si miras hacia el oeste veras alzarse los inexpugnables acantilados de Verbuille, con una roca en su extremo que sobresale por encima del agua separada del continente como si fuese una avanzadilla, un centinela en la garita. Las olas rompen en la orilla con furia, mientras en la playa lisa juegan los niños a la pelota o tratan de volar una cometa. Algunos bañistas pretenden tomar el sol refugiados del viento junto a los muros del paseo por donde decenas de turistas se hacen fotos. Un panorama completamente en calma. Nada hace pensar que 69 años atrás, concretamente la mañana del 6 de junio de 1944, estas mismas arenas, este mismo agua se tiñeron de sangre, perfecto abono para la muerte… y la gloria.

La operación OVERLORD lanzada por los aliados en el renombrado día D para la liberación de la Francia ocupada, comenzó justamente en esta playa, más conocida por Omaha Beach (Normandía). Miles de barcos navegaron desde los puertos ingleses aquel día para desembarcar sobre la playa a cientos de miles de muchachos con la caótica misión de avanzar por esta playa entre obstáculos y ametralladoras enemigas que disparaban desde las colinas que bordean la costa. Muchos de ellos no lo consiguieron, pero otros sí, y gracias a todos ellos hoy se pueden hacer volar las cometas en la playa, tomar el sol, o hacer turismo como nosotros.

Impresiona, más que en otro lugar,  meter los pies en el agua mirando hacia las colinas. La extensión de terreno hasta ellas es demasiado grande. El blanco es fácil desde las bien situadas baterías enemigas. Si eres capaz de imaginarlo desde la orilla, sientes que se eriza la piel.

Encima de una de esas colinas, en un pueblo llamado Colleville Sur Mer los americanos ubicaron un cementerio para sus caídos. Lo recordareis porque sale en los primeros compases de la película “Save Private Ryan”. Miles de cruces blancas perfectamente alineadas, representando una acertada metáfora del camino recto, de las decisiones correctas. Cada una de las cruces de mármol luce una inscripción en su intersección que contiene el nombre del soldado, su rango, regimiento, lugar de procedencia y la fecha de su muerte. Muchos de ellos murieron entre el 6 y el 9 de junio. Su destino está escrito bajo esta tierra francesa.

La Película de Spielberg, que cité anteriormente, narra perfectamente el desembarco y los posteriores combates, según cuentan los propios veteranos. Siempre que he visto esa película me ha llamado mucho la atención la última frase que le dice el capitán John H. Miller al buscado soldado Ryan: “Hágase usted digno de esto, merézcalo”. Siempre había entendido esa frase desde el punto de vista del personaje, pero no es así, al menos ahora, después de contemplar las miles de tumbas y el entorno de la cruenta guerra. Estoy seguro de que, magistralmente, el guionista nos está lanzando ese órdago a todos nosotros, a esa Europa apática y dormida en la que vivimos ahora, esa Europa que ha olvidado la cultura y presta más atención a los reallity, que busca el éxito sin el esfuerzo, que camina tambaleándose en un terreno abonado por la crisis.
“Háganse ustedes dignos de esto, merézcanlo”.


La generación de jóvenes que en 1944 entregaron sus vidas por salvar Europa de las garras del nacismo, merecen no sólo nuestro respeto, sino también el hecho de que hagamos que nuestras vidas sean dignas de semejante sacrificio.


3 comentarios:

  1. Pedro, una entrada impecable. Me encantó. Ni que decir la última foto, con la estrella en medio de las cruces. ¡Felicitaciones!

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    1. Gracias Andrea, me alegro mucho que te guste. Tu opinión siempre es importante

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  2. Gracias por la entrada Pedrín. Un abrazo.

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