miércoles, 1 de mayo de 2013

MEXICO I: TRAS LA HUELLA DE FRIDA


Catedral de México DF

Después de cruzar un océano, atravesar el control de inmigración de EEUU (que resulta ser como otro vuelo más), llegamos a Ciudad de México y la primera sensación que tengo es la de no haber salido de España. Los edificios sólidos de piedra antigua con arquitectura hispana, el habla de sus gentes  y sobre todo, los nombres de las calles: Insurgentes, Miguel A. de Quevedo, Moneda, Alameda, Reforma... etc. te dan la bienvenida cálida a esta ciudad tan lejana en el espacio pero tan afín a nosotros. Es notable la huella que dejaron sus antepasados españoles en esta parte del mundo.

Mural Diego Ribera en el Palacio Residencia
Para bien o para mal serán siempre recordados Don Hernán Cortes  o Don Pedro de Alvarado, famosos conquistadores que con sangre y tesón grabaron en la historia de este pueblo sus nombres para jamás ser olvidados (para bien y para mal). En los grabados que Diego Rivera plasmó sobre los muros del Palacio Presidencial, queda la impronta de su paso. También allí se refleja el fluir lento de toda la historia azteca que los precedió, y de la que les sucedió después de la lograr independencia, ambas tan sangrientas y gloriosas como la de la conquista. La historia siempre se graba con el rojo fuerte de las pasiones y crueldad del hombre.

La Casa Azul de Frida

Acercándonos al hermoso y tranquilo barrio de Coyoacán, con casas de lujo discretamente ocultas por la frondosidad de sus jardines, nos topamos con la Casa Azul. En esta nació, vivió y también murió la pintora mexicana Frida Kalho. Otra muestra de una vida apasionada y dolorosa que ha marcado una huella imborrable en este país. En la casa, pudimos contemplar sus pertenencias, recorrer las estancias por las que paseó Frida, en las que plasmó su obra, por las que amó, pudimos verla en sus fotos familiares y también pudimos entenderla (un poco al menos) en los textos de sus cartas a personas de influencia artística en su época como André Bretón o Picasso. En su correspondencia se aprecian las pasiones tan desgarradoras que la trastornaban: su terrible y doloroso amor con Diego Rivera al que nunca dejó de amar, y su tesón por dejar constancia en sus cuadros del dolor físico que marcó su vida.
Frida Kalho pintada por Diego Ribera
            Al salir de la Casa, comimos en un pequeño mercado cercano. Se compartían las mesas con otros clientes para que cupiera más gente. Nos tocó junto a un matrimonio mexicano que nos regaló una amabilidad de esas a las que no estamos acostumbrados cuando proceden de desconocidos. Alberto y Lupita nos explicaron muchas cosas de su país, de sus ciudades, de su música y de su literatura. La barba moteada de canas de Alberto le parece dar a primera vista un aspecto serio, de profesor, pero luego miras sus zapatillas deportivas y te das cuenta de la juventud y el arte que fluye dentro de él. Es saxofonista de Jazz y profesor de conservatorio. Nos regaló un CD de música en el que intervenía junto al Negri y Estrella Morente. Lupita, más callada, tiene una sonrisa amable y comprensiva, es cálida y aprecia cada detalle de nuestra conversación para indicarnos algún matiz interesante. Ella es diseñadora y ha trabajado en muchas películas mexicanas. Notamos una disposición encantadora por enseñarnos miles de cosas, y nos llevaron en su "carro" al museo de Diego Rivera que era nuestro siguiente punto de atraque. Una huella que se ha marcado en nuestro viaje y que jamás se borrará.

Casa Museo de Diego Ribera
Todos vamos pisando sobre la historia, algunos lo hacen con más suela que otros. Mejor es pisar fuerte, y que al menos haya servido para marcar el camino de otro.

PROXIMAMENTE MEXICO II: DIOS DA A BORDA

3 comentarios:

  1. ¡Qué avión más lento!!!!, tardó meses en cruzar el océano, ja, ja, ja.
    Lo de insigne, si lee esto algún mexicano, creo que se le atragantaré, aunque sólo sea sinónimo de "famoso". Creo que a la única que le cayó bien Cortés fue a La Malinche y aquí su nombre significa Traidora.

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  2. Gracias Andrea!!! con viajeros como tçu, tendré que esforzarme con la puntualidad en los vuelos.

    Llevas razón en cuanto a lo de insignes: puede entenderse de otra manera a lo que trato de decir. Min intención es apuntar a las huellas que dejaron los hombres/mujeres en la historia de los pueblos (buenas y malas) La conquista siempre suele ser cruel (bien lo sabemos en España, por cuya historia han pasado innumerables pueblos), pero no cabe duda que deja su huella mala y buena. En mi opinión, en la vida, todos somos viajeros que vamos dejando nuestra huella por allí por donde pasamos.

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  3. SÍ, ESO ES VERDAD.
    AH, LO DE LA LENTITUD ERA UN CHISTESITO...

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