«Cuba no’s fasi». De esa manera se expresan a veces los cubanos con la sincera intención de explicarnos lo inexplicable; al menos aquellas cuestiones que los occidentales no alcanzamos a entender. Como cuando Doña Cachita, nuestra mofletuda abuelita en Viñales nos explicaba las dificultades para encontrar carne de pollo, pues esa mañana en la tienda únicamente lo vendían por cajas de 48 piezas. La razón era que no tenían bolsas de plástico para venderlos por separado. Por eso Doña Cachita, que no tiene intención ni espacio para almacenar 48 pollos en el frigorífico, ha tenido que buscar el pollo “pol la izquiedda”. ¿Que por qué la gente no se lleva una bolsa de nylon de su casa? No’s fasi mushasha.
En la ciudad de Santa Clara nos sorprendieron las tremendas colas que se formaban a primeras horas de la mañana delante de tiendas de abastecimiento. Nos aclararon que se debe a que la mayoría de las veces faltan productos de primera necesidad, como el papel higiénico o como las bayetas para limpiar el suelo, y cuando se enteran de que llega una partida a la ciudad, todo el mundo acude para comprar. No's fasi.
Las dificultades que se plantean diariamente en este país, a veces absurdas, necesitan de continuas soluciones ingeniosas, y para eso, los cubanos son únicos. Resolver en este país es una cuestión de primera necesidad, aquí quien no se inventa continuamente la forma de sobrevivir lo tiene complicado. Por eso, durante nuestro viaje, hemos sido testigos de numerosas formas de ganarse la vida que darían para varios guiones de Fellini, si aún viviera. Como por ejemplo aquel adiestrador de perros de Camaguey, un hombre de color con cincuenta y tantos años, debidamente uniformado, adiestrando a un pastor alemán en medio de la plaza: «¡QUEDATE!, vamos, vamos, vamos, ¡QUEDATE!, vamos, vamos, vamos, ¡QUEDATE!» Además de al perro, nos tenía hipnotizados a nosotros y a los 12 o 14 curiosos que asistían al espectáculo sentados en los bancos del parque. El hombre no cesaba en su lucha para que el perro le obedeciese con tan solo levantar el dedo, y nosotros embobados casi lo hacíamos. Lo mejor llegó cuando nos íbamos, al ver que llegaba un señor con un caniche y el adiestrador le dijo que esa cadena que traía no era la reglamentaria, tendría que volver mañana con la debida correa para que él pudiese trabajar con su perro.
También podemos encontrar decenas de vendedores callejeros que agitan su pregón por las empedradas calles de Trinidad a cualquier hora del día… o de la noche: El Paaaaaan; Banaaaanas; afiladores que utilizan la misma musiquilla que en la España de mi infancia; vendedores de jugos de frutas; retratistas express, capaces de dibujarte en el tiempo en que te sientas a descansar un poco en un poyete de la calle, y que sin darte cuenta plasman tu monigote en una cartulina y tratan de colocártelo para que lo enmarques a tu vuelta; o los abundantes jineteros cuya misión es captar al inocente turista:
Guerayufron?
España
¿De donde de España?
Málaga
¿Quieres casa para dormir?
No, ya tengo
¿Un restaurante?
No, ya cené
Pues para mañana, ¿Habanos?, ¿Ron? …
O como el caso de Mario García, de quien ya hablé en la crónica de Trinidad que se busca la vida vendiendo a los turistas paquetitos de plásticos con billetes y monedas de Cuba.
También pienso en esas muchachitas que se pasean con europeos de más de 50 años por los restaurantes, parejas que ni siquiera se miran mientras almuerzan en silencio, o también los muchachitos, expertos salseros, que acompañan a mujeres occidentales mucho mayor que ellos.
En Cuba, día a día te tropiezas con dificultades que son inimaginables en nuestro país. Resolver se convierte en un modo de vida, algunos “luchan”, otros salen adelante con más o menos éxito. Me viene a la cabeza ahora un barbero que había instalado su sillón de peluquero y su espejo en un zaguán de una casa de vecinos. Estuve charlando un rato con él mientras pelaba a un cliente. Me preguntó por la crisis en España, quería que le explicase los motivos. No's fasi shico, le dije, allá la cosa está mal. Entonces me contestó sonriendo (tijera en mano) que no había por qué preocuparse, que siempre hay una solución, siempre se abre una puerta. Ellos son el mejor ejemplo.
Me ha encantado Pedro, me has trasladado a Cuba, me he reído con el nos fasi y me he encariñado del buen hombre que nos da ánimos contra la crisis. Muy bueno.
ResponderEliminarGracias Eugenia.
ResponderEliminarGracias, Pedro. Un magnífico relato que "muestra", no "cuenta". Y sí, creo que todos llevamos dentro esa capacidad de resolver...aunque ande un poco dormida por lo bien que nos han ido las cosas...hasta ahora. Esperanza, eso es lo que transmites con tu relato. Y sé que tú la tienes!!
ResponderEliminarNos hemos engañado pensando que las cosas son como deseamos, sin más, pero no´s fasi, no siempre...hay que implicarse y resolver.
Me alegro que te guste Inma. Gracias
ResponderEliminarNo´s fasi, Pedro, escribir como tú lo hace, con esa sencillez y esa capacidad de transportarnos a cualquier lugar y de hacernos vivir en él. Hasta las voces, en tu texto, tienen distinto matiz, diversos colores. Una crónica magnífica.
ResponderEliminarUn beso
Gracias Isa. Es un placer saber que puedo llevar a tanta gente en la libreta
ResponderEliminarPedro, leer tus crónicas es viajar contigo, sentir las vivencias de esos personajes con los que te cruzas, con los que hablas y nos transmites esos matices y esa esencia de tu viaje. Gracias por compartirla, amigo.
ResponderEliminarabrazos